Debo aprender a escaparme del pasado, o mejor aún, que no me siga lastimando. A acostarme sin pensar en lo temprano que debo levantarme. Que no importa cuanto me esfuerce, hay cosas que no lograré. A recordar siempre quién soy. A mirar con inocencia. Que llorar no me hace más débil, que no es un motivo de vergüenza. Que aunque ame mucho a alguien no por eso me va a amar. Y que para amar no se necesita que te amen. Que no importa cuán lejos esté la gente que yo quiero, porque siempre serán parte de mi corazón. A desbaratar mis propios esquemas. A bañarme en el mar sin mirar el fondo y sin aterrarme ante tanta inmensidad oculta. A dejar de estar preocupada por la imagen que tienen de mi, sino sólo por la que yo tengo de mí. A hacer lo que me gusta sin estar pensando en qué dirá el resto. Que ser diferente me hace ser especial y única. Que puedo lograr lo que me proponga. Que uno puede estar rodeado de miles de personas y sentirse solo. A no sentirme sola. A no sacar conclusiones apresuradas. Que puedo equivocarme, que no se acaba el mundo. A no confiar tanto, o quizá a confiar más. Que no todo es lo que parece. A alegrarme porque mis sentidos me dicen que estoy viva. Que soy la dueña de mi futuro. Que todo lo que hago tiene consecuencias buenas o malas. A no ser tan orgullosa. A no temer al rechazo cuando le digo a alguien cuanto le quiero. A no temer, en definitiva, A VIVIR.
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