Hoy ya no le deseo. Cada persona va dandose cuenta de lo que le hace falta en su vida, y de lo que realmente necesitará siempre. Yo creí que siempre iba a necesitar sus abrazos, sus besos, sus manías... Pero me di cuenta de que podría sobrevivir perfectamente sin tenerlo. Sin compartir tardes de películas, sin elegir sofás en revistas para toda la vida. Me di cuenta de que ya no quería soñar con una cama de diez metros, sino que me conformaría con una cama de dos. Ahora me da exactamente igual aquel albúm del futuro que nunca se va rellenar. Me da igual mi lugar de gominolas en su coche. Ya no quiero imaginar pisando mil lugares con alguien, quiero hacerlo directamente. No quiero soñar y pintar un mundo que no existe. Quiero vivir cada momento.
Si hoy digo todo esto, es porque ayer me di cuenta de que él había hecho su vida junto a otra persona. Me di cuenta de que todos nuestros sueños le importaron una mierda.
Y me hizo tan fuerte, que hasta sonreí.
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